ORGULLO Y PREJUICIO ZOMBIE (Reseña)

Como fan insoportablemente leal del fenómeno zombie al que sigo desde los 80's, haciéndome ajeno al boom de esta década en la que los zombies han aparecido en toda forma de manifestación cultural, me veo obligado a ver, escuchar, leer cualquier nueva producción Z, tanto por el gusto que me produce mi afición como por generar alguna clase de crítica que reconozco, en su mayoría de las ocasiones no son favorables. El asunto Z ha sido sobreexplotado hasta el tuetano, casi que relegando su presencia a dos extremos: la comicidad ridícula o el gore sin fundamento. Esto ha restado de manera severa la calidad de los productos, en la misma proporción en que se ha reducido el ingreso de nuevos fanáticos a las hordas, dejándonos a los nostalgicos la responsabilidad de mantener viva la verdadera tradición zombie.
En medio de tanta zombificación comercial, surge lo que pudo ser un respiro cuando se contó con el atrevimiento de profanar el clásico de Jane Austen ("ORGULLO Y PREJUICIO", 1813) y convertirlo en un rollo Z. Si, confieso que me produjo una mezcla de incredulidad y curiosidad, y me comenzó a atraer su parrilla actoral, sobre todo la hermosísima Lily James en el papel de Elizabeth Bennet.
La incredulidad tuvo su razón de ser y no puedo negar que la curiosidad tuvo su dosis de saciedad. Una banda sonora muy buena fotografía impecable y ni qué decir del vestuario, la ambientación cargada de lo victoriano lúgubre, hicieron su parte, y aunque las actuaciones no fueron lo máximo, coronaron el que permaneciera sentado hasta el final.
Ahora, el fondo y no la forma de la película. "ORGULLO Y PREJUICIO ZOMBIE" es una mezcla de acción y humor británico, teniendo como eje al cual rodear a las tradiciones casamenteras de la época, donde las mujeres debían estar relegadas a la dependencia de su pareja masculina y ni siquiera por amor (aunque fuese enfermizo) sino por el arreglo a conveniencia entre los padres de los futuros esposos. Y este es un punto a favor para la película, el convertirse en un elemento que promociona la autonomía femenina, mediante la imponente presencia de las Bennet, sobre todo de Elizabeth, quien se rebela a las exigencias de protocolo que le hace la madre, apoyada (algo inusual) por el padre, quien ve con gran beneplácito que sus hijas sean guerreras y no amas de casa. La verdad es que los hombres no son los protagonistas de la película y terminan por ser personajes de respaldo para un proceso de enamoramiento que termina por ser inevitable para las hermanas guerreras.
Existen muchos aspectos de la película que no terminan de cuajar, las motivaciones zombies no terminan de ser muy claras, a pesar de que se le intenta dar un enfoque diferente... en sí, los putrefactos son típicos en el hecho de que son lentos, "tranquilos" hasta que algún estímulo hace que se active el hambre que hace ver a las personas como un sandwich de pavo y sálvese quien pueda, pues se torna en los Z erróneamente veloces y combatientes. Lo diferente en ellos es que parecen tener algún nivel de conciencia, o por lo menos (lo que siempre ha sido mi teoría), una memoria residual que les permite mantener conductas ligeramente humanas, los que los hace moldeables o factibles de adiestrar, todo ello en medio de la mente villanesca de un personaje que a mi parecer es muy caricaturesco con sus planes para dominar al mundo (nadie les ha dicho a estos malvados tan "brillantes", que si acaban con los humanos no hay a quien someter, y si destruyen el mundo, no hay lugar en el cual reinar).
Las peleas son excelentes, especialmente las que protagonizan las damas, expertas en combate cuerpo a cuerpo, armas blancas y de fuego, interactuando en coreografías de ataque y defensa grupal.
Para algunos cinefilos con los que he conversado, este ha sido un sacrilegio a la par de "ABRAHAM LINCOLN: Cazador de zombies", para otros es una experiencia de aprendizaje de cómo deconstruir clásicos. Para mí fue un producto entretenido que me llevó a repetir la lectura del libro del que fue adaptada la película, no perdí el tiempo, pero es de esas tramas que solo toleraría una vez en la curiosidad y la segunda por simple distracción.