DE PADRES A HIJAS (Reseña)

El ganador del Premio Pulitzer, Jake Davis, ha enviudado cuando él y su esposa sufren un terrible accidente de transito. Así que ha quedado solo, lidiando con la crianza y educación de su pequeña hija Katie y aún más, afrontando una enfermedad mental que está deteriorando su sistema nervioso, mientras la hermana y cuñado de su esposa fallecida buscan la forma de quitar la custodia de la niña.

Puntuación: 4 de 5 puntos.

"DE PADRES A HIJAS" es una de esas películas de las cuales es fácil apersonarse cuando existe alguna identificación con un personaje, y resulta una odisea poder aceptar si existiese alguna crítica negativa. Para muchos expertos en cine, la película no es otra diferente a los culebrones romantiqueros, otros tantos se impulsan en afirmar que es una explotación comercial de las emociones de los espectadores y no son pocos los que expresan que es una correcta exploración de apartes oscuros de la psiquis y su endeble estructura en un contexto en el que la paternidad se destaca.
Debo reconocer que efectivamente, su director Gabriel Muccino y el guionista Brad Desch, enganchan al público con la sensibilidad que produce un hombre que se compromete, sin mayor ayuda, con ser un gran padre criando a su hija; esta odisea en una sociedad que minimiza el rol masculino en la crianza de los hijos y que exacerba la maternidad hasta convertirla en una victimización de la mujer y satanización del hombre.  Sin embargo, la fibra que toca en mi persona es precisamente la del esfuerzo en este hombre por hacer feliz a su hija, ya suficientemente traumada por la trágica ausencia de su madre y por las conductas erráticas de un padre que está perdiendo el control de su vida.
Más allá de los críticos más complejos y psicorígidos que esperan toda una patraña filosófica que aborde la vida a partir de los aspectos literarios que son excusas en la película para dar pie al drama (Jake es escritor y el pretendiente de su hija en la etapa adulta es un aspirante a ello), "DE PADRES A HIJAS" invita a un recorrido por la herencia psicoafectiva que legan a sus hijos (de allí su nombre), y esto se visualiza en el proceso que en ese salto de 25 años hacia un presente hace la vida de Katie, evidenciando las marcas de la inestabilidad de su padre y su repentina muerte; pero la producción no se queda en llevarnos a conocer el lado oscuro de Jake, sino que se atreve a presentar de manera muy sensible el cliché de la lucha contra ese mal propio y la profundidad del vínculo entre padre e hija, en un amor incondicional que es realmente recibido por Katie (no todas las marcas son malas) y que queda muy en claro en las palabras llenas de dolor de la niña en la escena final de la despedida.
Manejar dos historias ligadas por la misma motivación en dos planos temporales diferentes, fue una decisión muy inteligente, brindando causas y consecuencias simultáneas, generando explicaciones implícitas que no esperan hasta el final (que puede parecer predecible, pero necesario) para intentar dar vuelta de tuerca.
Personalmente, me sentí muy identificado con las emociones y vínculos que expone la película. Mi hija tiene hoy 8 años de edad, y saber que en cualquier momento pueda ausentarme de manera definitiva es una realidad que me lleva a disfrutar mucho más de su existencia.
Nota: La banda sonora es hermosa, especialmente la canción central "PADRES E HIJAS NUNCA DICEN ADIÓS" (Never say goodbye, Michael Bolton).


                                                       Si te gustó, compártelo en tus redes