EL HIJO DE CAIN (Reseña)

Nico es un chico que no encaja en ningún grupo, posee un intelecto superior que contrasta con su actitud problemática y agresiva. Poco a poco comienza a evidenciar comportamientos violentos que ponen en riesgo las vidas de los demás. Ante esta situación, sus padres, quienes aparentan una vida modelo, contratan a un psicólogo especialista en terapia infantil para que trate al chico. Su medio para llegar a Nico será el ajedrez, y no solo conocerá el trasfondo de su conflicto, sino un terrible secreto familiar.
Puntuación: 4 de 5 puntos.

Me tomo el trabajo de ser bondadoso con "EL HIJO DE CAÍN" en cuanto a su calificación, pues considero que restarle sería un desmerito al gran esfuerzo por respetar el aclamado libro de Ignacio García Valiño ("QUERIDO CAÍN"), que se constituye en uno de los representativos más significativos de la literatura thriller española.
¿Qué ocurre con esta producción? Podemos decir que se divide en dos partes. La primera mitad es una excelente apertura que explota profundamente lo descrito por García en su bestseller. La conducta del chico es realmente oscura, sus gestos lo van definiendo como un psicópata en potencia obsesionado con ser el número 1 del ajedrez; esto en medio de un grupo familiar que ha pesar de mostrarse con un esquema de felicidad, va dejando rastros de lo famélica de su funcionalidad, y la sensación agridulce de que algo no anda bien comienza a dejar mella en el espectador.  Hasta ahí, la cosa pinta bien y va haciendo un enganche tenaz, pero... inicia la segunda mitad, y aunque se enfoca más hacia el vínculo entre Nico y Julio Beltrán (Psicólogo), que se va cargando de una subjetividad peligrosa dentro de los procedimientos terapéuticos, empujando al profesional a tomar el asunto como algo personal; el libreto comienza a perder novedad y lo predecible atraviesa el misterio que debe cargar una producción de esta talla, y se va enfriando, lo que ocurre en la cabeza de Nico no termina de inquietar y se ofrece mucho más énfasis a elementos secundarios como el amorío pasado no resuelto entre Julio y la madre de Nico, que lleva a que se tome demasiado tiempo en revisar la atracción que se reactiva.
El final, en el que se dan luces sobre el secreto familiar, puedo ser mucho más de impacto si no se hubiesen dado tantas pistas descaradas demasiado temprano.
Aplausos para David Solans quien personifica a Nico. Su papel obtuvo la oscuridad necesaria que no se responsabiliza de los débiles giros de la historia.