LA SERPIENTE Y EL ARCO IRIS (Reseña)

Dennis Alan es un osado etnobotánico/antropólogo que es enviado a Haití, contratado por una empresa farmacéutica, a que investigue una sustancia que es usada por los brujos vudú y que puede ser el reemplazo perfecto de la anestesia. Lo que no sabe Alan es que al ir tras ese narcótico caerá en la trampa del vudú, en especial de la leyenda de los "tontos" o zombies haitianos. El engaño, la brujería y el ambiente pobre y caótico de Haití serán los principales enemigos de este especialista que no desistirá, no solo de obtener su encargo, sino ahora de comprobar que los rituales vudú de la "zombificación" son una farsa.

Calificación: 3,5 de 5 puntos

No recuerdo con exactitud cuando tuve la fabulosamente terrible oportunidad de ver esta película, lo que sí tengo claro es que aún me encontraba quitando los últimos pedacitos de la cascara del huevo que como pre_púber, ya se había roto; y así fue cuando "LA SERPIENTE Y EL ARCO IRIS" me muestran que existe otra clase de terror, no tan esotérico, sino más realista y palpable, y con ese empujón hacia la realidad del miedo me encontré con lo más hijue... que puedo conocer sobre las religiones: el vudú.
Por alguna razón no creo en absolutamente nada que tenga que ver con brujería o pendejadas de esas, creo que eso va más hacia el punto de la sugestión, así que no es el brujo el que te afecta sino tu propia mente debilucha y flacida de voluntad; pero cuando se trata del vudú, mierda, la historia es diferente. Esta producción de Wes Craven ("PESADILLA SIN FIN") dio en el clavo de mi terror, enfrentando mi visión al hecho de que de alguna manera podemos ser presa de un otro que somete nuestra voluntad.
"LA SERPIENTE Y EL ARCO IRIS" es una combinación muy específica de elementos de la realidad haitiana que se funden en una historia de suspenso (más que de terror, o más bien con una fuerte dosis de terror psicológico) que entrecruza la mitología isleña con la pobreza y la corrupción. Con un ambiente sucio que hace que el espectador tenga ganas de salir huyendo de allí, el juego múltiple del "gato y el ratón" se desenvuelve en un desespero por saber que es lo que pasa en ese submundo en el que a pesar de que eres el protagonista, NO ESTAS SIENDO BIENVENIDO.
¿Cómo enfrenta un escéptico la cantidad de hechos con carga mística que ocurren a su alrededor y que ya dejan de tener explicación lógica? ¿Cómo puede encajar un norteaméricano abanderado de la libertad en un lugar donde la dictadura te persigue? ¿Cómo identificar cuando es real o cuando tu mente ha sido influenciada?
Hasta más allá de la mitad de la película, Craven juega con estos interrogantes y mantiene el interés, en una montaña rusa de situaciones que no dejan descansar; pero todo ello converge en (...no quiero decir que en un mar de decepción, pero...) un final que recoge toda la magia negra en su componente fantasmagórico en una batalla que intentó ser surrealista, y que como el eje de la conclusión de un buen inicio y clímax, fue sobrevalorada.
Si visionas este clásico sin afectarte mucho por la poca calidad del final, podrás disfrutarlo.




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